Recordaba Udama que su padre, antes de morir, abrió los ojos como dos estrellas bajo un límpido cielo de cordillera, y con un hilo de voz enhebró sus últimas palabras. Díjole el padre a él, a Udama: “Tus pies sobre la tierra, tu cabeza bajo el cielo, tu corazón al medio. Solo así, amado Udama, contemplarás la maravilla que apenas vislumbro y hacia donde ahora voy.
 
Udama
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Udama

Ilustración para exposición de arte moderno en MUVA

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