El material transformable siempre ha sido afín a mis manos, sea barro, cera, madera, piedra, tela, papel, o agua. Al amasar aprendí sobre mí misma, sobre la tierra. Las manos se dejan guiar por la arcilla y con el tiempo van acumulando paciencia, constancia y desapego. El recorrido tomó forma de lista de verbos y luego el listado fue vuelto objeto.