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"TODAS SOMOS LUCÍA" BASTA #NIUNAMENOS

MAS FUERTE QUE NUNCA 
CON EL DOCUMENTAL
"TODAS SOMOS LUCÍA"
El crimen de Lucía Pérez no fue obra de simples asesinos, sino de seres diabólicos
"Algunos hombres se parecen más a monstruos chapaleando en el barro que a los ángeles con trompetas de los cuadros antiguos"
(Roberto Arlt)
BANDA SONORA: TEMA: MONSTRUO: BANDA: MUERAS HUMANOS : Pais: Argentina
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Es sábado 8 de octubre. La guardia de la sala sanitaria de Playa Serena, Mar del Plata, no atendió ninguna emergencia.
"Quizá el domingo también sea tranquilo", piensan los médicos.
Pero de pronto, frena una camioneta, y dos hombres entregan un cadáver recién lavado y vestido, no explican nada, y se pierden en la noche.
El cadáver fue, en vida, apenas una niña. Nombre: Lucía Pérez. Edad: 16 años.
Los médicos la desnudan para someterla a la autopsia: paso legal imprescindible.
Y cuando el cuerpo queda bajo las luces de la mesa, y las manos y los bisturíes se aprestan a levantar una vez más el telón de la rutina, el horror se alza ante ellos como un demonio recién escapado de las entrañas del Infierno.
Porque Lucía Pérez, de 16 años, no sólo ha sido drogada y violada. También (las teclas se resisten a escribirlo…) ha sido empalada. Del mismo modo que, entre los siglos VI y V Antes de Cristo, el rey persa Darío destrozó las entrañas de tres mil babilonios.
La joven Lucía
Violada, drogada, empalada. Atravesada con un palo desde su sexo hasta casi su corazón.
¿Qué monstruos han matado y desecho sin piedad, con sadismo, luego de una orgía de cocaína y marihuana, a una frágil niña, a una inocente, a un cordero sacrificial?
La memoria y los libros van hacia atrás. Llegan a la Rumania del siglo XV y su mayor asesino, el conde Vlad Tepes, llamado "el empalador", cuyos brutales crímenes inspiraron la leyenda de Drácula.
Y más cerca. Al Perú y a Mario Vargas Llosa y su novela ¿Quién mató a Palomino Molero?, la historia real de un cadete de aviación que murió del mismo y atroz modo, quedando como un patético muñeco sangrante…
Y aún más cerca y también entre nosotros, el asesinato a golpes y empalamiento del tímido soldado Omar Carrasco, masacrado por sus superiores del Regimiento de Artillería 161, Zapala, Neuquén.
Pero volvamos a Mar del Plata, a Playa Serena, a la desdichada Lucía Pérez. La investigación, a priori, reconstruyó el caso. Según la fiscal María Isabel Sánchez, la víctima "fue sometida a agresión sexual inhumana, y el excesivo dolor le causó la muerte por reflejo vagal".
Lucía Pérez, la víctima de un crimen brutal
Tal vez las únicas y precisas palabras que registra la medicina, pero que poco o nada significan frente a la destrucción de un cuerpo adolescente, que remite a uno de los más espantosos mecanismos de tortura y muerte urdidos por monstruos del pasado… cuyos ecos, cada tanto, retornan a lo que llamamos "civilización".
La panoplia del crimen es infinita: muerte por arma blanca, por bala, por estrangulamiento, por veneno, por palazos, por golpes de karate, etcétera. Pero la muerte por empalamiento vaga, eterna, por el séptimo círculo del Infierno que imaginó y escribió Dante Alighieri. El círculo donde aúllan los asesinos, los violentos, los que no tienen redención.
Los hijos predilectos de Lucifer.
Las teclas vuelven a Lucía. Último año del secundario. "Podría haber sido veterinaria: la apasionaban los animales", dijo la atónita y quebrada madre, que evocó uno de los últimos momentos felices: "Hace poco fue con Guillermo, su padre, a Tandil, para ver el recital del Indio Solari".
Veterinaria, acaso. Alma noble, como todos los que aman a los animales.
Y padres que apenas vuelven en sí.
Ella, enfermera. Él, chapista.
Y los dos bajo el espanto de que "Lucía sea otra María Soledad Morales".
Espanto.
Esta era la palabra que les faltaba a estas teclas.
E s p a n t o
El huracán que desatan los monstruos. Esos que viven entre nosotros. Esos que en sus documentos figuran como ciudadanos. Sexo: masculino. Y un largo número equivocado.
Debería ser el 666.
El bíblico número de La Bestia.
https://www.infobae.com/sociedad/2016/10/13/el-crimen-de-lucia-perez-no-fue-obra-de-simples-asesinos-sino-de-seres-diabolicos/

Cámara, dirección y Fotografía
a través del polémico Ojo Espía de Monique Zuluaga Ojo Espía
Monyquet zuluagat 7d stars producciones
Sevend Stars Producciones Arts
El Tribunal Oral en lo Criminal N°1 absolvió este lunes a Matías Farías (25) y Juan Pablo Offidani (43) de los cargos por abuso sexual seguido de la muerte de Lucía Pérez, la adolescente de 16 años que falleció en octubre de 2016. Como desenlace lógico, también fue absuelto Alejandro Maciel (61) por el delito de “encubrimiento agravado”.
Farías y Offidani sí fueron condenados por los jueces Facundo Gómez Urso, Pablo Viñas y Aldo Carnevale a 8 años de prisión, ambos como coautores del delito de “tenencia de estupefacientes con fines de comercialización agravado por ser en perjuicio de menores de edad y en inmediaciones de un establecimiento educativo“. Además, se les impuso el pago de una multa de $135.000.
Maciel, por su parte, será excarcelado recién después de verificar que no existen impedimentos a la libertad ajenos a este proceso.
En la sentencia, los jueces pidieron a la Procuración de la provincia de Buenos Aires que evalúe la actuación de la fiscal María Isabel Sánchez durante la investigación ante el posible delito de “incumplimiento de los deberes de funcionario público“.
También, los magistrados le solicitaron a la Fiscalía General que revise el trabajo hecho por la doctora que realizó la primera autopsia de Lucía, Claudia Carrizo y también el trabajo hecho por el auxiliar eviscerador José Luis Badami, ante la posibilidad del delito de “incumplimiento de los deberes de funcionario público“.
"TODAS SOMOS LUCÍA" BASTA #NIUNAMENOS
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